Enfermedad y muerte

En mayo de 1898 fallece su esposo que entrega a Dios una vida llena de merecimientos.  Pero ella ya no iba a poder realizar el deseo de ingresar en su propio Instituto, debido a sus obligaciones familiares.

Entretanto su Obra se consolida y robustece, como henchida por el pujante espíritu de sus fundadora. Sigue trabajando con intensidad, esperando con entusiasmo el momento de incorporarse a su comunidad.

Pero eran  otros los designios de Dios. El 26 de diciembre de 1899 se sintió enferma vio a acercarse su fin y lo aceptó y deseó con la paz y serenidad con que había vivido. El 14 de enero de 1900 escribió a las religiosas su última carta, verdadero testamento espiritual en el que condensaba su propio espíritu y aprovechó las cortas treguas de su enfermedad para dejar asegurada en el aspecto legal su querida fundación de los Angeles Custodios.

Al acercarse sus últimos momentos quiso despedirse de todos, con frases de cariño y aliento. El es día 22 de febrero, a las cuatro de la tarde oyó con íntimo gozo de su espíritu la recomendación del alma que le leyó su director espiritual y renovó los votos que tenía ofrecidos, desde hacía tantos años. Poco después entregaba en agonía y en la madrugada del día 23 se unió definitivamente con Dios.